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Sinopsis

Interhumania es una red de redes de relaciones que unen a los humanos y que se ha convertido en una superestructura que domina las vidas de estos.
Debes estar atento para saber qué lugar ocupas en esta estructura y qué métodos de control estás sufriendo.
Bienvenido a Interhumania, a pesar de nunca haber salido de ella.

CAPÍTULO 1

UN MUNDO HOSTIL

Querido lector:
Lamento decirte que nunca serás completamente «tú mismo», sea lo que sea que eso signifique, porque te enfrentas a fuerzas titánicas que lo van a impedir. Esto no quiere decir que no merezca la pena esforzarse para mejorar tu vida y la de las personas sobre las que tienes influencia. Los logros convierten la existencia en algo valioso. Pero si, por el contrario, piensas que nada importa en la vida porque «de algo hay que morir», es completamente seguro que lo lograrás sin ayudas, por lo que te recomiendo que devuelvas este ejemplar al establecimiento donde lo adquiriste y recuperes tu dinero: no ha sido escrito para ti..
  Efectivamente, tú vas a morir de «algo» y, salvo que lo remedies, ocurrirá después de haber vivido una vida mediocre, unos últimos años agónicos y un final prematuro respecto a tu potencial. Dispones de un ejemplar de la máquina más compleja del universo: el cerebro humano, del que emerge la maravilla de tu mente autoconsciente. Aunque posiblemente en este momento esté algo adormecido, que apenas realice unas cuantas funciones predecibles como apretar botones del mando a distancia del televisor o tirar la basura. Me temo que en este mismísimo instante tus facultades están siendo mermadas activa y pasivamente por circunstancias impuestas por terceras personas. Y, ¿quiénes son esas terceras personas que te perjudican? Pues unas personas que también sufren a otras personas, que a su vez también sufren a otras personas... y así hasta formar una red infinita de anulación mutua en la que todos nos encontramos embebidos.
  En el año 2000, Robert Arnot publicó su libro La biología del éxito, en el que describía consejos para obtener metas en la vida maximizando el potencial personal. Aquí, en Interhumania, buscaremos una meta similar, pero abordando el problema por la vía contraria: estudiando el fracaso que ha sido volcado sobre nosotros con el objetivo de conocerlo y vencerlo. Aunque describir este alternativo «camino a no seguir» puede parecer a primera vista poco eficiente, es sorprendentemente práctico: si algo externo nos daña y logramos entender las tendencias que nos han empujado a padecerlo, la mala experiencia adquirida creará una barrera de seguridad contra futuros ataques similares. Nadie quiere volver al infierno cuando ya ha estado en él.
Te propongo que me acompañes a través de las siguientes páginas en un viaje por lo más profundo de la bajeza humana.

Las dos fuerzas maléficas

  Absolutamente todos los humanos conectamos entre nosotros de uno u otro modo, lo que a nivel mundial significa un gigantesco ovillo de interacciones. Sin embargo, la influencia de cada uno de nosotros en esta red global es muy diferente, lo que al final establece una estructura piramidal muy marcada dividida en estratos. Para que las interacciones dentro de esta pirámide fueran siempre productivas: uno, la relación entre estratos debería ser respetuosa y equilibrada y dos, no debe existir competencia desleal dentro de cada estrato. Estas dos situaciones jamás se dan satisfactoriamente en la práctica, por lo que las relaciones humanas suponen una amalgama de beneficios y perjuicios. No les culpes, la razón está por encima de lo meramente antropológico y es difícil de evitar.
 Al sistema de reglas que gobierna el universo piramidal de conexiones sobre las que se apoya la humanidad lo llamaremos Interhumania. Interhumania ha cobrado vida, por encima de los humanos que la generan, como un macroorganismo que pretende el control absoluto de nuestra especie. Dedicaremos toda la primera sección de este libro a describirla en detalle. A la lucha instintiva por los recursos dentro de cada estrato la denominaremos competencia, y le dedicaremos la segunda sección. Mientras que Interhumania acorta tu vida para ahorrar pensiones, la competencia incentiva el canibalismo entre individuos por los recursos inmediatos. La primera busca el equilibrio del sistema global a toda costa, sacrificando sus componentes, mientras que la segunda se limita llanamente a la lucha por la más rastrera supervivencia.
  Tampoco son fuerzas absolutamente independientes. Interhumania ha aprendido a modular nuestros instintos y con ello a la competencia. Cuando Interhumania consigue manipular un número crítico suficiente de individuos, estos transmiten esta señal de manipulación a otros hasta cubrir un nicho ecológico entero. Buscando un símil, sería como si el establishment lanzara la bola y los primeros bolos que cayeran fueran tirando al resto hasta dejar el potencial de toda una población por los suelos.

«El diablo» adopta dos formas: la jerárquica y la local, que confluyen en una trampa multidimensional de flechas envenenadas de la que es prácticamente imposible guarnecerse. Los ciudadanos nos comportamos como boxeadores que están siendo alternamente golpeados en el mentón y en el hígado, sin saber donde concentrar la defensa. Casi todos los ejércitos que históricamente han tenido que combatir en varios frentes han perdido la guerra, así que tú deberás ser eficiente defendiéndose de los dos tipos de amenazas o sucumbirás, convirtiéndote en un ser muñequil zarandeado por el karma de los demás. Ambos tipos de amenaza conllevan distinto tipo de persona agresora implicada, distintas áreas cerebrales atacadas, distinta velocidad de ataque y —lo más importante— distintas soluciones para defenderse, porque no es lo mismo el poder del ejecutivo trajeado que fija fríamente los precios anuales de los pisos en el mercado y que dirige tus gustos usando la publicidad (Interhumania), que el poder de tu vecino, grande y pegón, que te amenaza inminentemente con su perro y aparca invadiendo tu plaza de garaje (competencia). Como enseña Sun Tzu en El libro del arte de la guerra: «la perfección, aunque se alcance, nunca es estable » y para ello, deberás aprender técnicas que te ayuden a alcanzar tus metas y defender tus logros frente a tus congéneres más negativos.
Max Brooks desgrana con todo lujo de detalles en Manual de supervivencia zombi, una serie de estrategias para sobrevivir en el caso de un eventual ataque zombi dentro de lo que él denominó una Guerra Mundial Z. El efecto «bolera» antes descrito le da a la humanidad un cierto aire zombi: torpe, destructivo y contagioso. Ellos pretenderán con su mordedura que cambies tus objetivos. Por eso este libro también podría también haberse llamado Manual de supervivencia humana dentro de una Guerra Mundial H.

Usa tu rango de oportunidad en lugar de culpar

  Ante la adversidad, lo más fácil es recurrir al eterno soniquete mántrico de responsabilizar a «los poderosos» de todos nuestros males. Esto supondría sucumbir a la idea de que no tenemos capacidad alguna para combatir incluso en las peores condiciones. Algunos ejemplos relacionados con la pérdida de salud serían:

  • Los cigarrillos se venden en estancos y bares, pero... ¿te obliga el Estado a fumar? ¿Te pone el cigarrillo en la boca y lo enciende?
  • El alcohol se vende en supermercados y locales de ocio, pero... ¿te colocan los millonarios un embudo en la boca, mientras estás maniatado, sobre el que luego vierten el contenido de las botellas? ¿Te fuerzan ellos a hacer el ridículo cuando estás en estado de embriaguez?
  • Los supermercados venden alimentos ricos en grasas saturadas, pero... ¿te meten los políticos los productos grasientos en el carro de la compra? ¿Te prohíben cocinar con alimentos sanos igual de sabrosos que tienes en el estante de al lado?
  • Los tabiques que separan bloques de vivienda son finos, pero... ¿te empuja la monarquía a ser descuidado con los ruidos para dificultar el descanso de los demás? ¿Y les impide, a su vez, a los vecinos no molestarte a ti?

Conoce al autor

Javier M. Galiano

Javier M. Galiano es bioinformático y doctor en Biología Molecular por la Universidad Complutense de Madrid. Estudioso y practicante de técnicas orientales, trata de compaginar la ciencia ortodoxa con otras fuentes de conocimiento en una carrera paralela. Utiliza metodologías modernas como el big data para resolver problemas científi cos. Sus campos de interés incluyen el análisis de unas sociedades cada vez más complejas, la identifi cación de inercias negativas instaladas en la ciudadanía y la propuesta de posibles soluciones para neutralizar dichas inercias.

Interhumania es una red de redes de relaciones que unen a los humanos y que se ha convertido en una superestructura que domina las vidas de estos.

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